jueves, 30 de abril de 2009




La poesía es un atentado celeste.


Yo estoy ausente pero en el fondo de esta ausencia
Hay la espera de mí mismo
Y esta espera es otro modo de presencia
La espera de mi retorno
Yo estoy en otros objetos
Ando en viaje dando un poco de mi vida
A ciertos árboles y a ciertas piedras
Que han esperado muchos años
Se cansaron de esperarme y se sentaron

Yo no estoy y estoy
Estoy ausente y estoy presente en estado de espera
Ellos querrían mi lenguaje para expresarse
Y yo querría el de ellos para expresarlos
He aquí el equívoco el atroz equívoco

Angustioso lamentable
Me voy adentrando en estas plantas
Voy dejando mis ropas
Se me van cayendo las carnes
Y mi esqueleto se va revistiendo de cortezas

Me estoy haciendo árbol
Cuántas veces me he ido convirtiendo en otras cosas...
Es doloroso y lleno de ternura

Podría dar un grito pero se espantaría la transubstanciación
Hay que guardar silencio Esperar en silencio



-Vicente Huidobro

miércoles, 29 de abril de 2009







Lisboa con sus casas
De varios colores,
Lisboa con sus casas
De varios colores,
Lisboa con sus casas
De varios colores,
De tan diferente, esto es monótono.
Y de tanto sentir, sólo me queda pensar.

Si, de noche, acostado pero despierto,
En la lucidez inútil de no poder dormir,
Quiero imaginar cualquier cosa
Y surge siempre otra (porque hay sueño,
Y, porque hay sueño, un bocado de sueño),
Quiero alargar la mirada con que imagino
Por grandes palmares fantásticos,
Pero no veo,
Contra una especie de lado de adentro de los párpados,
Sino a Lisboa con sus casas
De varios colores.

Sonrío, porque, aquí, acostado, es otra cosa.
De tan monótono, es diferente.
Y, de tanto ser yo, duermo y olvido que existo.

Queda sola, sin mí, que olvidé porque duermo,
Lisboa con sus casas
De varios colores.



-Pessoa

martes, 28 de abril de 2009



No soy igual en lo que digo y escribo.
Cambio, pero no cambio mucho.
El color de las flores no es el mismo bajo el sol
que cuando una nube pasa
o cuando entra la noche
y las flores son color de sombra.
Pero quien mira ve bien que son las mismas flores.
Por eso cuando parezco no estar de acuerdo conmigo
fijaros bien en mí:
si estaba vuelto para la derecha
me volví ahora para la izquierda,
pero soy siempre yo, asentado sobre los mismos pies.
El mismo siempre, gracias al cielo y a la tierra
y a mis ojos y oídos atentos
y a mi clara sencillez de alma.



-Pessoa