lunes, 12 de octubre de 2009

lunes, 15 de junio de 2009




Por qué la elegía
es hoy
un verde de 1º de setiembre
que casi no se ve?

Por qué en la nada de la luz
amarilla
una melancolía, o qué?
que no se sabe si se va
o espera?

Por qué el abismo llama a sí,
si algo que es un espíritu de hojillas
quiere dar alas al abismo?

Oh tarde,
tarde que eres y no eres,
en qué límite
de cristal?:
me lo dirás tú o me lo dirá
ese pajarillo de allá,
de qué allá?
que extrañamente sobrevive,
oh, dulce, extrañamente,
al oro del silencio?



-Juan L. Ortiz

sábado, 16 de mayo de 2009




Los ángeles bailan entre la hierba.
Ondulan un frío que relampaguea
y que cortaría la tarde.
La tarde dura como un diamante
que desvalora de pronto una nube efímera.

Los ángeles de Cocteau sentados en las cornisas
miraban caer la tarde con ojos violetas.

Es dura la vida. La vida es triste.
Como un mar la muerte viene del sur y anda en el sol.

Los ángeles bailan entre la hierba
y sonríen con una sonrisa filosa,
un poco lúgubre ¿cierto?
Sí, lúgubre, y breve.



-Juan L. Ortiz

jueves, 14 de mayo de 2009




Media hora


Ni te conseguí, ni te conseguiré
nunca, creo. Algunas palabras, un acercamiento
como en el bar anteayer, y nada más.
Es una pena, no digo. Pero nosotros los del Arte
a veces con intensidad de pensamiento, y ciertamente sólo
por poco tiempo, creamos un placer
que parece casi real.
Así en el bar anteayer -claro que ayudando
mucho el alcohol compasivo-
tuve una media hora en plenitud erótica.
Y tú lo percibiste, me parece,
y te quedaste un poco más de adrede.
Eso era muy necesario. Porque
con toda la imaginación, y con el mágico alcohol,
tenía que mirar también tus labios,
tenía que estar tu cuerpo cerca.



-Konstantinos Kavafis

miércoles, 13 de mayo de 2009




Todas las nubes se confesaron con la tierra
Mi dolor ocupó el lugar que dejaron
Y cuando adoleció entre mis cabellos
La mano impertinente
Quedé preso en un nudo de pena.



-Elytis

lunes, 11 de mayo de 2009




Cuando hablo del sol se me enreda en la lengua,
a menudo, una gran rosa negra.
Sin embargo, no me es posible guardar silencio.



-Odysseus Elytis

miércoles, 6 de mayo de 2009




A la luna


Oh graciosa luna, yo recuerdo
que, ahora hace un año, sobre esta loma
yo venía, lleno de angustia, a contemplarte:
y tú pendías entonces sobre aquella selva
como haces ahora que toda la iluminas.
Pero confuso y tembloroso, del llanto
que brotaba de mis ojos, a mi vista
tu rostro aparecía, qué trabajosa
era mi vida; y lo es, no cambia de estilo,
oh mi querida luna. Pero me ayuda
el recuerdo, y el repasar el tiempo
de mi dolor. ¡Qué grato es,
en el tiempo juvenil, cuando es largo aún
el curso de la esperanza y breve el de la memoria,
el recuerdo de las cosas pasadas,
aunque sea triste y aunque el afán dure!



-Leopardi

martes, 5 de mayo de 2009

Cangrejos en la playa de Armação


Al principio son invisibles como los cabellos
- - rubios de un cuadro de Botticelli
- - pero a la hora de la siesta empiezan a
- - salir otros más grandes
- - tiemblan al paso del turista desprevenido
y huyen se esconden rápidamente cobijados en
los parasoles: cada uno tiene su hoyo en la arena
en cuyo fondo oscuro cometen las torpezas de
cualquier ser viviente. ¿Ignoran el ruido del mar?
¿Ocultan claves esotéricas? ¿Se preocupan por
- el último best seller?
Lo cierto es que nos miran con dos enormes radares negros
y de costado utilizan la cámara fotográfica con
- un solo ojo electrónico compuesto por
- millones de células solares. En la playa
- - - - - - - - solitaria
- - - - - - - - - - de
- - - - - - - - Armação
hemos quedado este verano del 78
fotografiados por la vida, apenas levemente como la arena
hasta que la marea del invierno cubra esos
- - desconocidos cráteres, borre las huellas
- - de los cangrejos, transporte hacia las costas africanas
- - mujeres en bikinis, risas, y ¿por qué no?
la imagen de un árbol desconocido
a cuya sombra hablaban portugués nuestros amigos.



-Alfredo Veiravé

domingo, 3 de mayo de 2009




Sirenas en el Triángulo de las Bermudas


Hijas extrañas veneradas por los dioses
- - - - (la mitad mujeres peces la mitad
- - - - o con formas de pájaros desde los muslos)
de las sirenas de Noruega se cuentan muchas cosas:
- - - - que tejen y disfrutan de la música de instrumentos medievales
- - - - que prefieren las uvas rosadas quizá en recuerdos imaginarios
- - - - que gaviotas o alciones borran las negras aves de la niebla
- - - - que están dispuestas a los cambios de moda
- - - - que, en fin, a veces se convierten en rocas cuando Ulyses
- - - - se distrae con maniquíes que cantan.
Lo que ninguno de los bestiarios dice a sus lectores
es que una sirena morena del mar Caribe es más peligrosa
- - - - que todas las sirenas de Apolodoro;
y que a través de las fotografías más elementales, aun en
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - [blanco y negro,
- - - - al reír con sus ayes o balbuceos de poseída
- - - - transforma en pájaros embalsamados
- - - - a estos dones de la razón. A mí, personalmente,
además del calor y el color de su cuerpo
me seduce el engaño con el cual, ella, al sacar la cabeza
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - [fuera del agua
incita inocentemente (o no) los ramos de adrenalina
- - - - - - - - - los vicios del riñón
- - - - - - - - - las sustancias químicas del tabaco.
Por eso nos perdemos en estos pantanos selváticos.



-Alfredo Veiravé

viernes, 1 de mayo de 2009




La cabellera


¡Oh, vellón, rizándose hasta la nuca!
¡Oh, bucles, ¡Oh, perfume saturado de indolencia!
¡Éxtasis! ¡Para poblar esta tarde la alcoba oscura
Con los recuerdos adormecidos en esta cabellera
Yo la quiero agitar en el aire como un pañuelo!

¡La lánguida Asia y la ardiente África,
Todo un mundo lejano, ausente, casi difunto,
Vive en tus profundidades, selva aromática!
Así como otros espíritus bogan sobre la música,
El mío, ¡oh, mi amor! flota sobre tu perfume.

Yo acudiré allá donde el árbol y el hombre, llenos de savia,
Desfallecen largamente bajo el ardor de los climas;
Fuertes trenzas, ¡Sed la ola que me arrebata!
Tú contienes, mar de ébano, un deslumbrante sueño
De velas, de remeros, de llamas y de mástiles:

Un puerto ruidoso en el que mi alma puede beber
A raudales el perfume, el sonido y el color;
En el que los navíos, deslizándose en el oro y en la seda,
Abren sus amplios brazos para abarcar la gloria
De un cielo puro en el que palpita el eterno calor.

Sumergiré mi cabeza anhelante de embriaguez,
En este negro océano donde el otro está encerrado;
Y mi espíritu sutil que el rolido acaricia
Sabrá encontrarte ¡oh fecunda pereza!
¡Infinitos arrullos del ocio embalsamado!

Cabellos azules, pabellón de tinieblas tendidas,
Me volvéis el azur del cielo inmenso y redondo;
Sobre los bordes aterciopelados de tus crenchas retorcidas
Me embriago ardientemente con los olores confundidos
Del aceite de coco, del almizcle y la brea.

¡Hace tiempo! ¡Siempre! ¡Mi mano en tus crines pesadas
Sembrará el rubí, la perla y el zafiro,
A fin de que a mi deseo jamás seas sorda!
¿No eres tú el oasis donde sueño, y la calabaza
De la que yo sorbo a largos tragos el vino del recuerdo?



-Baudelaire

jueves, 30 de abril de 2009




La poesía es un atentado celeste.


Yo estoy ausente pero en el fondo de esta ausencia
Hay la espera de mí mismo
Y esta espera es otro modo de presencia
La espera de mi retorno
Yo estoy en otros objetos
Ando en viaje dando un poco de mi vida
A ciertos árboles y a ciertas piedras
Que han esperado muchos años
Se cansaron de esperarme y se sentaron

Yo no estoy y estoy
Estoy ausente y estoy presente en estado de espera
Ellos querrían mi lenguaje para expresarse
Y yo querría el de ellos para expresarlos
He aquí el equívoco el atroz equívoco

Angustioso lamentable
Me voy adentrando en estas plantas
Voy dejando mis ropas
Se me van cayendo las carnes
Y mi esqueleto se va revistiendo de cortezas

Me estoy haciendo árbol
Cuántas veces me he ido convirtiendo en otras cosas...
Es doloroso y lleno de ternura

Podría dar un grito pero se espantaría la transubstanciación
Hay que guardar silencio Esperar en silencio



-Vicente Huidobro

miércoles, 29 de abril de 2009







Lisboa con sus casas
De varios colores,
Lisboa con sus casas
De varios colores,
Lisboa con sus casas
De varios colores,
De tan diferente, esto es monótono.
Y de tanto sentir, sólo me queda pensar.

Si, de noche, acostado pero despierto,
En la lucidez inútil de no poder dormir,
Quiero imaginar cualquier cosa
Y surge siempre otra (porque hay sueño,
Y, porque hay sueño, un bocado de sueño),
Quiero alargar la mirada con que imagino
Por grandes palmares fantásticos,
Pero no veo,
Contra una especie de lado de adentro de los párpados,
Sino a Lisboa con sus casas
De varios colores.

Sonrío, porque, aquí, acostado, es otra cosa.
De tan monótono, es diferente.
Y, de tanto ser yo, duermo y olvido que existo.

Queda sola, sin mí, que olvidé porque duermo,
Lisboa con sus casas
De varios colores.



-Pessoa

martes, 28 de abril de 2009



No soy igual en lo que digo y escribo.
Cambio, pero no cambio mucho.
El color de las flores no es el mismo bajo el sol
que cuando una nube pasa
o cuando entra la noche
y las flores son color de sombra.
Pero quien mira ve bien que son las mismas flores.
Por eso cuando parezco no estar de acuerdo conmigo
fijaros bien en mí:
si estaba vuelto para la derecha
me volví ahora para la izquierda,
pero soy siempre yo, asentado sobre los mismos pies.
El mismo siempre, gracias al cielo y a la tierra
y a mis ojos y oídos atentos
y a mi clara sencillez de alma.



-Pessoa