Era ella, no había duda. En la terraza del casino de Mar del Plata (el viento no la despeinaba).
Recuerdo cuando conocí a Rita Perla, una tarde en la cubierta del Olaf III. Tomaba sol junto a una reposera; sólo sabía sonreir. Rita Perla, después lo supe, tuvo que cambiar su nombre por el de Rita Concha. "A algunas mujeres no nos basta un nombre."
Y ahora estaba allí, en la terraza del casino de Mar del Plata (el viento...)
-Han pasado los años, Rita -le dije- y los dos hemos aprendido algo... porque siempre se aprende algo.- Rita usaba gafas oscuras, a pesar de que era de noche. Encendió un pitillo y me echó el humo en la cara. Ya no era la misma.
viernes, 5 de febrero de 2010
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